jueves, 9 de febrero de 2012

LA PROTO CARTOGRAFIA

Todas las semanas pasaba dos o tres dias ejecutando las obras del diario La Nueva Provincia y su radio LU2 en Bahia Blanca, ciudad patagónica distante 800km de Buenos Aires. Solía adelantar dos horas mi partida desde el aeropuerto . La soledad y el cansancio me permitían ese premio de tal manera de poder hacer una escala cultural afectiva en la casa de Paul Gallez
El auto taxi sabía el rito y la dirección. En la periferia de la ciudad, esa humilde casa chorizo color amarilla, albergaba a un genio anónimo de la humanidad.
En la mejor confitería de la ciudad compraba masas secas para compartir mientras tomábamos el té y charlábamos sobre la proto cartografía.

Esta era la ciencia en la cual se especializaba Paul Gallez, el belga maravilloso que dejó su testimonio a la humanidad desde ese rincón del mundo. Bueno tan rincón no debía ser, pues dio un premio Nobel en división celular de mono clonales a Cesar Milstein,
Me abría la puerta, íbamos a su escritorio lleno de libros, mapas, un globo terráqueo y un pingüino apolillado que alguien probablemente se lo había regalado y que no podía por compromiso, deshacerse de él.

A Paul Gallez, lo descubrí a partir de muchas lecturas de sus obras publicadas  en el suplemento cultural del diario La Nueva Provincia.
Este personaje, humilde y modesto, esgrimía el poder del conocimiento y la firmeza de su cultura europea demostrada en su arte.
Las conversaciones discurrían durante esas dos horas semanales durante dos años, alli me trasladó sus conocimientos de iniciado en la proto cartografía, (base de conocimiento, de la historia del hombre y sustento de “referencias”).
Un ejemplo fue cuando le hicieron un reportaje sobre un artículo suyo sobre “La
 cola del dragón”.
Gallez cita allí a Claudio Ptolomeo, circa 170 D.C., quien  materializó un mapamundi, cuando obviamente no existía cartografía tan abarcante.
Del mapamundi Ptolomeico, llegaron muchas versiones, pero existe una que la engrandece, pues alli está todo. Y cuando se dice todo es hasta lo mas lejano y desconocido que eran obviamente las Américas.
Tuvieron que pasar 1400 años para ser “descubiertas”.

Paul Gallez, me explicaba pacientemente con la orografía incluida, los toponímicos y sobre todo me introducía al verdadero mundo del poder de la época. Tener el mapa secreto, significaba para los poderosos de turno, tener acceso al oro, de América (vertiente americana para los pseudo europeos) y vertiente del Pacífico, Sinus Magnum  (para la época) para los orientales de Zeng Hu..
Retomando los relatos del maestro, este marcaba sobre el mapa el puerto de Kattígara, Ecuador, en el eje visual con el Chimborazo, puerto de salida de las riquezas americanas: oro, plata, maderas, transportadas por barcos gigantescos llamados barcos del tesoro, que “tocaban” lastrados con esclavos tibetanos y laosianos que dejaban en lo que eran las costas del Perú y Bolivia, llevándoselos metales preciosos como “nueva carga”.

Evidentemente América fue pre descubierta y no mencionada para explotar sus tesoros secretos.
P. Gallez me iba mostrando lo que fueron sus descubrimientos “de papel” sobre los planos Ptolomeicos, como por ejemplo: toda la orografía americana en la época de Cristo y ya no el Amazonas o el Orinoco o el Rio de la Plata que son macro rios que a cualquier proto cartógrafo le era facil ubicar.
Poner sobre el papel el rio Negro, el rio Colorado, el rio Chubut, etc, etc,…ya no era cosa de niños.
Todo esto era algo notable para la época.
Mucho mas si se mostraba con claridad la Tierra del Fuego, la joya de la corona,. Esa era la Cola de Dragón de todo el proto mapamundi.
Ni hablemos de la vertiente atlántica, donde los proto fenicios o los argonautas “tomaban” la corriente sud occidental, para regresar luego por el arco antillano del mar nor oriental,.

Entraban en la boca del Amazonas hasta el faldeo de los Andes en Iquitos, para abastecerse de todo el oro del Perú  y la plata de Bolivia, llevándose los metales preciosos como “nueva carga”.

Aquí merece un paréntesis aclaratorio: primero la cartografía, no solo la antes citada o la de los turcos de Piris Reis o la de Pedro I, sirvieron para crear/ forjar imperios. El secreto de los navegantes iba mas allá de cortarles la lengua, existía máximo secreto real o de logias por cartografías, vientos y abastos.

El maestro Gallez me enseñó la importancia de la data escrita, referenciada, llamados “planos” sobre los cuales se sustentó el poder secreto.
Piris Reis por ejemplo, muestra la Antártida 500 años antes de ser descubierta, mostrando costas desglaciadas  antes del último período glaciar , o sea antes del Diluvio, donde se puede detectar orografía, bordes y sobre todo “la Tierra de la Reina Maudd” o la península antártica despegada del continente, varias precesiones antes, cuando aquello con 3.500 metros menos de nieve serían lagos con helechos arbóricos  y proto dinosaurios y por que no la desaparecida Mu.

Estos relatos por breves, son irrelevantes, Paul Gallez, me formó en la lectura de otros autores argentinos – americanistas como Dick Ibarra Grasso, Demetrius Charalambus, Enrique de Gandía y otros notables.
Esta mención a la proto cartografía y a la Cola del Dragón pretende ser un modesto homenaje al maestro Gallez, pero fundamentalmente quiere ser una mención al realismo pragmático de las cosas, su ubicación, su justa latitud, su medida, sin la cual la referencia histórica de la “verdadera posición” durante la épocas precedentes, si no contienen la validez del “justo sitio”, hacen perder credibilidad histórica a los hechos.

Los contenidos de la “medida” como real y verídica serán tanto mas válidos y trascendentes en tanto y cuanto estén contenidos en un contexto conocido, mensurable y explícito, a través de los antecedentes, proviniendo estos de la proto cartografía, la arqueo climatología, la arqueo astronomía o la geografía.

Todas estas ciencias, en la medida que se abreven en estudios serios y reales convergerán en el relevamiento verídico de la historia del hombre y de tal manera en sus hechos consecuentes: sus obras, pero mensurables en su justa dimensión, sin la distorsión del entorno.


17.08.2010

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